6. Richard Trevithick (La locomotora):

Trevithick construyó en 1802 una máquina de alta presión para una planta siderúrgica en Merthyr Tydfil, Gales. La sujetó a un bastidor e hizo de ella una locomotora. La patente la vendió en 1803 a Samuel Homfray, el propietario de la ferrería, quien estaba tan impresionado que hizo una apuesta con otro industrial de que la locomotora podía arrastrar diez toneladas de hierro por unas vías hasta Abercynon, a una distancia de 15,7 km.

La apuesta se llevó a cabo el 21 de febrero de 1804. La locomotora de Trevithick remolcó cinco vagones con diez toneladas de hierro y 70 hombres a una velocidad media aproximada de 3,9 km/h (2,4 mph), y necesitó cuatro horas y cinco minutos para cubrir toda la distancia.​ Parece que la máquina sola alcanzaba los 25 km/h. Lo más llamativo de ella era el gran volante que se había adoptado de las máquinas estacionarias, así como la probada tobera. Aunque funcionaba, esta locomotora no tuvo éxito porque era demasiado pesada para los raíles de hierro fundido, ideados para carromatos tirados por caballos. A los cinco meses dejó de funcionar y se volvió a utilizarla como máquina estacionaria.

Richard Trevithick











 



 

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